La transmisión de un negocio familiar tras el fallecimiento de su propietario requiere planificación legal cuidadosa. En España, el Código Civil regula la sucesión, pero la gestión de empresas implica aspectos adicionales que pueden afectar a la continuidad del negocio y a los derechos de los herederos. Uno de los principales desafíos es compatibilizar la voluntad del propietario con la capacidad de los herederos para asumir la gestión. Además, existen implicaciones fiscales importantes: el Impuesto de Sucesiones y Donaciones puede generar una carga significativa si no se aplican medidas de planificación patrimonial.

La Ley 27/2014 sobre el Impuesto de Sociedades y la Ley 29/1987 del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones ofrecen herramientas para reducir la carga fiscal mediante la transmisión de participaciones y la creación de mecanismos de control, como pactos de socios o fideicomisos familiares. También es recomendable designar un albacea o administrador provisional que mantenga la continuidad de la empresa mientras se resuelven los trámites de sucesión. Esto evita conflictos internos y asegura que la actividad del negocio no se detenga.

El éxito de la planificación depende de la claridad en la redacción del testamento, la definición de los roles de los herederos y la anticipación de posibles conflictos. Establecer un protocolo para la venta o transmisión de participaciones garantiza que la empresa siga operando de manera eficiente y protege los intereses de todos los involucrados.

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