La herencia abarca mucho más que el patrimonio económico o la vivienda de una persona, ya que elementos como los fondos de inversión también pasan de una persona a otra una vez esta fallece. Estos activos, al igual que ocurre con el reto de las propiedades de una persona, se pueden legar a los seres queridos.

En España, las herencias están reguladas por el Código Civil, que establece quiénes y en qué cuantía recibirán los activos en caso de que no haya un testamento. Y los fondos de inversión también se legan siguiendo esta norma. Si no existiera testamento, el fondo de inversión será recibido por los herederos legales del fallecido siguiendo un orden jerárquico determinado por la ley, al igual que ocurre con el resto de patrimonio. Así, el orden sería el siguiente: en primer lugar tienen derecho a heredar los hijos o descendientes; luego, los padres o ascendientes del fallecido; el cónyuge, que disfrutará en usufructo de su parte; y finalmente, otros familiares en función de su grado de parentesco.

¿Cómo se reparte un fondo de inversión en la herencia?

Al heredar un fondo de inversión, las participaciones pasan a ser propiedad del heredero o herederos. En caso de que existan múltiples herederos, estas se distribuirán entre ellos. A partir de este punto, cada beneficiario tiene la opción de decidir qué hacer con el fondo: mantenerlo, reembolsarlo o transferirlo a otro fondo de inversión.

Estos fondos de inversión se incluyen en la «masa hereditaria», y es necesario liquidar el Impuesto de Sucesiones y Donaciones antes de poder disponer de los activos. El plazo para hacerlo es de 6 meses a partir del fallecimiento.

¿Y qué pasa con la fiscalidad?

Desde el punto de vista fiscal, el valor del fondo de inversión heredado se integra en el cálculo del Impuesto de Sucesiones. Lo que hace que heredar un fondo de inversión sea especialmente atractivo es la aplicación de la llamada «plusvalía del muerto». Esta elimina la lógica fiscal habitual de pagar impuestos sobre las ganancias generadas por el fondo de inversión al heredarlo. En cambio, se calcula el impuesto solo sobre la diferencia entre el valor al que adquiriste las participaciones al heredar y el valor al que las vendes en el futuro. Las ganancias acumuladas por el fondo antes de la herencia no están sujetas a impuestos, lo que puede resultar en un ahorro fiscal significativo.