Cuando una pareja decide separarse, una de las primeras cuestiones a resolver es el tipo de procedimiento que seguirán. En España, la legislación contempla dos opciones principales: el divorcio exprés, también conocido como divorcio de mutuo acuerdo, y el divorcio contencioso, en el que no hay consenso entre las partes. La elección entre uno u otro dependerá de la situación personal y las circunstancias de cada pareja.

Divorcio exprés: rápido y menos costoso

El divorcio exprés se introdujo con la reforma del Código Civil en 2005 (Ley 15/2005, de 8 de julio), que eliminó la necesidad de alegar causas para divorciarse. Este procedimiento es más ágil porque ambos cónyuges están de acuerdo en los términos de la separación, incluyendo aspectos como la custodia de los hijos, el reparto de bienes y el uso de la vivienda familiar.

Para tramitarlo, se necesita un convenio regulador, que debe ser aprobado por el juez o el notario. Además, si no hay hijos menores o dependientes, se puede gestionar incluso ante un notario, lo que agiliza aún más el proceso. En términos de tiempo, puede resolverse en pocos meses y su coste es menor que el de un divorcio contencioso.

Divorcio contencioso: cuando no hay acuerdo

En cambio, si los cónyuges no logran ponerse de acuerdo, se debe recurrir al divorcio contencioso. En este caso, cada parte presentará su demanda y será un juez quien tome las decisiones sobre la custodia de los hijos, el reparto de bienes o la pensión compensatoria.

Este proceso suele ser más largo, ya que implica la celebración de juicios y puede extenderse varios meses o incluso años. Además, los costes son más elevados, ya que cada parte debe contar con su propio abogado y procurador.

¿Cuál es la mejor opción?

Si es posible, optar por un divorcio exprés es lo más recomendable, ya que ahorra tiempo, dinero y evita conflictos innecesarios. Sin embargo, cuando el diálogo no es viable, el divorcio contencioso es la única alternativa. En cualquier caso, contar con asesoramiento legal es fundamental para garantizar un proceso justo y equilibrado.